Psicóloga Sanitaria, Sexóloga, Terapeuta de Pareja y Familia

Todas las entradas

Guias descargable, Todas las entradas

¿CÓMO PUEDO DEJAR DE IDEALIZAR?

– GUÍA DESCARGABLE – ¿Qué es Idealizar? dealizar es el proceso por el cual sobrevaloramos los aspectos positivos de personas o situaciones con quienes hemos compartido momentos, a su vez, disminuimos los aspectos negativos. La idealización se hace a partir de un recuerdo. Nuestra memoria trae a la conciencia únicamente aspectos positivos que mientras pensamos en ellos, nuestra mente los magnifica de tal forma que podemos incluso pensar que no «recordamos» las cosas malas o sencillamente creer que nunca las hubo. Este juego que hace la mente puede llegar a tomar como verdaderas nuestras fantasías, creer que fue de una manera o nos trataron de una manera incluso opuesta a lo que fue y esto se debe a esa transformación que hacemos para acercar a la persona o la situación a nuestro ideal. Cuando idealizamos perdemos objetividad, por tanto la valoración de lo que ocurre no es realista. Creemos que ha sido «Perfecto» porque no le encontramos la parte negativa, sin embargo, esto no significa que no la haya tenido. Esto suele ocurrir con mayor frecuencia cuando sufrimos una ruptura amorosa, una separación o una pérdida física. Las consecuencias que genera idealizar son múltiples, pero se pueden destacar las siguientes: Crear y mantener la dependencia emocional. Vivir en el pasado. Incapacidad de disfrutar del presente. Reforzar sentimientos de tristeza, vergüenza, impotencia, culpa, etc. Descuidar otras relaciones. Aumentar la exigencia hacia los demás. Incapacidad de valorar lo que tenemos hoy. Idearnos motivos para autocastigarnos. Ej: «A una persona así no volveré encontrar, nadie me va a querer como él/ella». Disminuir nuestra autoestima y autoconcepto. Inestabilidad emocional Creencias irracionales, sobre todo creer que no merecemos amor. Incapacidad de ver un futuro nítido Depresión y ansiedad Pensamientos obsesivos y recurrentes Distorsión de la realidad. ¿Te gustaría empezar a trabajar en ello? ¡Contacta conmigo y hablemos de ello!   ¡DESCARGA MI GUÍA!

Todas las entradas

¿Por qué Idealizamos?

Idealizar situaciones o personas es algo que ocurre muy a menudo, sobre todo cuando hemos sufrido una separación o distanciamiento con la persona. Idealizar es el proceso por el cual generamos una imagen de la situación o persona más cerca de nuestro propio ideal (como nos gustaría que fuese) distorsionando en muchas ocasiones lo que realmente era. En este proceso se tiende a magnificar los aspectos positivos como las características y cualidades, por ejemplo: Si nos referimos a una persona podemos tender a imaginárnosla como quien nos ha tratado mejor, con quien disfrutábamos siempre, quien nos comprendía en totalidad, con quien podíamos ser cien por cien naturales, la persona más guapa del mundo, etc. Si nos referimos a una situación podríamos pensar que fue un momento totalmente perfecto, que no hubo nada negativo, que fue lo que siempre soñamos o incluso que fue el mejor momento de nuestras vidas. Esta idealización nos hace creer que no hubo elementos negativos en la relación o situación ya que sobrevaloramos los positivos, restándole así importancia a todo lo demás. Con lo cual, si bien nuestra visión de las experiencias evidentemente es subjetiva, cuando idealizamos no solo se vuelve subjetiva sino irreal. La idealización sucede mayormente cuando ha pasado tiempo medianamente prolongado de una ruptura o separación, en el que ha pasado el tiempo suficiente para sanar heridas e incluso, si hemos retomado la comunicación con la persona, incluso puede provocar que olvidemos por completo cosas negativas que nos haya hecho, discusiones, desencuentros y sufrimiento en general. Este proceso suele ocurrir también en situaciones de pérdida y duelo. Donde se tiende a venerar y crear una imagen que en ocasiones puede distar mucho de la real o incluso ser opuesta. Esta idealización en situaciones de pérdida nos puede ayudar a mitigar sentimientos como la culpa o la vergüenza que en ocasiones se puede generar por la falta de tristeza que socialmente se espera que tengamos tras una muerte Idealizando a esa persona, buscamos también darnos motivos por los cuales lamentar su partida y así sentirnos que respondemos emocionalmente acorde a lo que se espera o se cree que se debe estar. Si esto te suena, te ha pasado o te suele ocurrir. He creado una guía donde podemos empezar a trabajar en ello ¡DESCÁRGALA!   ¿Te gustaría hablar de ello? ¡CONTÁCTAME! People illustrations by Storyset People illustrations by Storyset People illustrations by Storyset People illustrations by Storyset

Guias descargable, Todas las entradas

¿Cómo nos enfrentamos a las situaciones?

Cuando nos encontramos en dificultades o frente a situaciones de diversa índole, hacemos una valoración de ésta donde definimos el nivel de dificultad de la situación o cuanto nos costará hacerle frente y superarla utilizando diversos métodos o herramientas: las estrategias de afrontamiento. Esta valoración parte de la base de si sabremos como responder a ese evento. Esto a su vez genera una serie de consecuencias, para empezar, nos hace valorar si seremos nosotros capaces de encontrar o generar las salidas más adecuadas y eficientes a la situación, si dicho evento será superior a nuestras capacidades, si conseguiremos alternativas suficientes o, por el contrario, nos hará sentir que realmente estamos preparados para ello y con la certeza de que sabremos resolverlo, etc., es decir, genera emociones y sentimientos en nosotros mismos. Por tanto, estas estrategias son «Aquellos procesos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/ o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo» (Lazarus y Folkman, 1986). Las estrategias de afrontamiento son justo eso, las herramientas o mecanismos que utilizamos para responder ante lo estímulos o experiencias que en ocasiones pueden ser problemáticas o sencillamente aversivas (que nos producen daño). En concreto, las estrategias de afrontamiento son las acciones que llevamos a cabo para hacerle frente a dichas situaciones como lo es la gestión del estrés, la manera en la que percibimos lo que ocurre, la forma en la que recibimos y entendemos la información derivada y la manera en la que accionamos como respuesta. Un ejemplo de ello sería cuando nos encontramos en temporada de exámenes, en estos casos como en muchos otros, activamos ciertos recursos que tenemos, que hemos venido aprendiendo de otras experiencia y que sabemos que nos funcionan, entre ellas destacaríamos: la organización de las horas que dedicaremos al estudio de cada asignatura, el ritmo que llevaremos, la realización de resúmenes y mapas conceptuales, uso de colores para diferenciar conceptos, dormir las horas necesarias, evitar distractores durante las horas de estudio, buscar alguna actividad recreativa y de ocio que me permita desconectar después de la jornada, etc. Todas estas acciones son estrategias que utilizamos para prepararnos ante un examen, evidentemente, hay muchas otras y que a cada uno le servirán distintas. A medida que tenemos más herramientas, nos sentiremos más tranquilos y confiados en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Hay otras situaciones que pueden ser nuevas para nosotros y por tanto no sepamos como actuar, un ejemplo de ello sería, tener un imprevisto con el coche. Aunque nos refiramos a percances nimios que podamos tener con el coche, una rozadura con otro, tener que cambiar una rueda o sencillamente no fijarte bien mientras retrocedes y chocar a otro coche, las consecuencias de esto puede generar mucho estrés si es la primera vez que te enfrentas a ello, por tanto, hay cosas básicas que debemos hacer antes de conducir, haber tomado las clases suficientes para sentirte seguro (evidentemente haber sacado el carnet de circulación), conocer el coche que vas a conducir y su estado, conocer cosas básicas como es el uso de las herramientas y cambios de ruedas, saber a quien debes llamar en caso de accidentes, tener a la mano la información referente al seguro y partes, etc. todas estas cosas que parecen básicas, pueden no serlo hasta que nos enfrentamos a dichas situaciones. Como verás y seguramente te ha ocurrido, las situaciones a las que nos enfrentamos día a día nos hacen desarrollar habilidades y estrategias que nos permitirán generalizarlas o extrapolarlas a todas aquellas que puedan ser resueltas de la misma manera. Por tanto, es muy importante que aprendas de ellas y que observes bien si frente a una situación puedes responder como a otras que has respondido previamente. No todas las estrategias de afrontamiento le sirven a todos por igual, es decir, cada persona tiene y construye sus propias herramientas y mecanismos, sin embargo, hay algunas que suelen funcionar y son más fáciles de generalizar en las distintas situaciones como, por ejemplo: 1. Control de los impulsos: No reaccionar a lo que acontece de manera imprudente o sencillamente sin evaluarlo antes. Accionemos a partir de un razonamiento de la situación. 2. Hacer una valoración lo más objetiva posible: detenernos a replantearnos la situación y responder a los pros y contras. 3. Gestión emocional y técnicas de respiración: aunque son las emociones las que nos indican en un primer momento la valoración que hacemos de la situación, nos advierten del peligro y demás señales, dejarse llevar por las emociones en situaciones críticas, puede que a veces no sea la mejor solución, por el contrario, puede favorecer a actuar de manera impulsiva. Es importante focalizarse momentáneamente en la búsqueda de soluciones. 4. Evaluar el nivel de control de la situación: es importante reconocer hasta que punto podemos actuar y si está en nuestra mano la resolución de dicha vicisitud. 5. Búsqueda de soluciones: empezar con una lluvia de ideas que puedan ayudar a encontrar la solución más acorde, es una estrategia de afrontamiento muy útil. Hay muchas más estrategias generales y concretas que puedes aprender para estar sentirte más preparado/a ante las situaciones y que te ayudarán a resolverlas. ¿Quieres empezar a trabajar y desarrollar estrategias de afrontamiento? ¡Te invito a descargar mi guía con ejercicios prácticos para que empecemos juntos!   Illustrations  Work illustrations by Storyset Work illustrations by Storyset Work illustrations by Storyset People illustrations by Storyset

Todas las entradas

¿Qué son estos cambios de humor?

Seguramente te ha pasado que estas en un momento de felicidad y te entristeces o empiezas a llorar sin aparente motivo; que sencillamente te encuentras bien de ánimos y por cualquier razón, nos empezamos a sentir decaídos, como si se tratara de una nube negra que se posa encima de nuestra cabeza. Todos tenemos cambios en el humor y en nuestro estado de ánimo, solo que unos cambios son más frecuentes o de mayor intensidad que otros, esto no significa ni que estemos enfermos ni que seamos bipolares. Hago la mención sobre la bipolaridad, porque se cree que la bipolaridad limita a una persona a estar en un polo de máxima alegría o por el contrario en el polo de máxima tristeza, con lo cual los cambios son todavía más bruscos, esto claramente no resume lo que es la bipolaridad, adicionalmente consideremos que la Bipolaridad es un trastorno afectivo y que debe ser diagnosticado y tratado por profesionales de la salud mental. Aunque a veces tengamos cambios de humor más pronunciados y frecuentes que en otros momentos, no significa que tengamos trastorno bipolar, significa que podemos estar muy cargados emocionalmente, nuestro cuerpo y nuestras emociones nos indican de esta manera que tenemos muchos frentes y que necesitamos focalizarnos en cada uno para resolverlo. Estos cambios de estados anímicos en psicología se conocen como labilidad afectiva, y el motivo de estos cambios pueden ser muy diversos, como el recordar una situación negativa o conflicto o incluso recordar un evento muy significativo. Las mujeres solemos presentar más cambios emocionales de este estilo y entre las cosas que repercuten en estos cambios se involucran la segregación hormonal, es por eso por lo que cercano a nuestro período menstrual podemos observar mayores cambios anímicos, nos podemos encontrar más vulnerables o sensibles o incluso irascibles. Adicionalmente, también la personalidad es algo que juega un papel importante dado que las personas podemos ser más o menos emocionales. Las vivencias las podemos valorar y otorgarle un significado unido a una visión más racional del asunto o, por el contrario, más emotivo. Con lo cual, si somos personas que otorgamos mayor valor, emocional y afectivo a nuestras experiencias, es probable que tengamos mayor labilidad afectiva. Recordemos que el ser humano es cambiante y dinámico, al igual que el ambiente en el que vivimos. Son muy pocas las cosas estáticas que pueden existir, esto significa que estamos continuamente recibiendo información que transformamos y que nos transforma, modificando nuestro comportamiento, que nos hace adaptarnos a nuestro entorno y genera aprendizaje, por tanto, cuando hablamos de estabilidad emocional, podemos creer que nos referimos a que nuestra emoción se vuelva lineal, cosa que es prácticamente imposible. Cuando hablamos de Estabilidad emocional, no nos referimos a que no tendremos altos y bajos en nuestra vida, ni tampoco que no tendremos variaciones emocionales y mucho menos que no le otorgaremos carga afectiva a nuestras vivencias. La estabilidad emocional, consiste en mantener unos rangos adecuados y funcionales en el que fluctuaran nuestras emociones, esas curvas de altos y bajos de manera controlada, y que no se vuelvan en picos pronunciados que nos generen malestar. Por tanto, la estabilidad emocional consiste en trabajar que emociones nos hacen desbordarnos o que podemos sentir que nos supera. Se trata de mantener alineadas los rieles de nuestro tren. Así que, si hoy estas bien y en un rato te encuentras bajos de ánimo o notas que algo en ti esta cambiando, escríbeme, hablemos de ello y encontremos juntos la solución.   IlustrationsPeople illustrations by Storyset Data illustrations by Storyset

Todas las entradas

Buscando la “perfección”…

Solemos entender que perfecto es algo que esta hecho correctamente, que es adecuado para un determinado fin y que “No tiene mayor mejora” ya que cumple con los requerimientos estipulados. Este concepto como muchos otros, parte de una valoración que es en mayor medida social, es decir, suele requerirse un acuerdo para considerar algo perfecto, debe de cumplir ciertos parámetros, veamos algunos ejemplos: Cuando se evalúa el comportamiento de un niño en clase, se consideran ciertos aspectos como, por ejemplo: prestar atención, ser colaborador, respetuoso, intervenir de manera adecuada, realizar todas las actividades estipuladas y mantener el orden y limpieza del aula. Cuando un niño cumple con todos estos puntos, obtiene una evaluación perfecta, es decir, la máxima puntuación, haciendo referencia a que por encima de eso, no hay mas. Lo mismo sucede cuando los padres advierten a sus hijos de las posibles consecuencias que obtendrán dependiendo de su comportamiento, si se portan excelente podrán salir a jugar al parque, de lo contrario, se quedarán sin salir. Puede que, aunque varíen en parte los parámetros a considerar, siempre hay unos requisitos que cumplir para obtener esa perfección. Pasa lo mismo con las rúbricas específicas para elaborar y corregir trabajos universitarios y en el área laboral, el cumplir con una serie de aspectos y mejorarlos. En estos casos la valoración del nivel de perfección viene de otra persona. En general, parece una exigencia social el ser perfectos, tener cuerpos esbeltos, la nariz perfecta, el carácter perfecto, la casa perfecta, síntesis curriculares perfectas, modo de vestir perfecto y un sinfín de aspectos y requisitos que, a su vez, es poco realista pensar en la posibilidad de obtenerlas todas y sobre todo, valorarlas como tal. Cuando la valoración la hacemos nosotros, podemos observar que no es estable en el tiempo, es decir, podemos valorar algo como perfecto en el momento y al recordar ese instante, incorporar en el pensamiento cambios que haríamos para que realmente hubiese sido perfecto, o al menos volverlo valorar de la misma manera. Un ejemplo de ello ocurre habitualmente en la fase de enamoramiento en las relaciones de pareja, cuando estamos en esas primeras fases del romance, cada momento nos parece perfecto, sin embargo, cuando hacemos memoria, fases posteriores o incluso cuando se ha terminado la relación, a ese mismo momento que habíamos considerado perfecto, le encontramos detalles negativos y lo dejamos de valorar de esa manera. Lo mismo ocurre cuando un momento al recordarlo, lo valoramos mejor de lo que pudo haber sido en realidad, esto se da por un proceso que se llama Idealización el cual lo hablaremos en otro artículo. El concepto de “perfección” me ha llamado mucho la atención porque no dejemos de ser seres imperfectos buscando la perfección, parece que buscamos algo que esta muy fuera de nuestros límites personales y que es algo incluso muy difícil de alcanzar, por la misma razón de que no somos perfectos. Esto de creer que necesitamos alcanzar esa “perfección” nos puede llegar a generar niveles muy elevados de frustración y te cuento por qué: 1. Lo que tu consideras que es perfecto, puede que no lo sea para alguien más, con lo cual, es probable que no recibamos esa aprobación que buscamos o sencillamente no sea recibido de la misma manera al compartirlo. 2. Todo es mejorable, con lo cual nunca llegaría a ser “Perfecto” (considerando la perfección como un límite, lo cual no puede ser mejor, ya es perfecto). 3. Somos imperfectos, con lo cual, eso perfecto no lo podríamos buscar en nosotros porque no lo conseguiríamos, eso hace que lo busquemos fuera y, por tanto, no dejemos nunca de buscar… 4. Creemos y esperamos que el otro sea perfecto (nuestra pareja, amigos, familiares, compañeros de trabajos, jefes, etc.) al igual que esperamos que las situaciones sean perfectas (condiciones laborales perfectas, matrimoniales perfectas, el viaje perfecto, etc.) cosa que no va a suceder, ellos tampoco serán perfectos y que las situaciones sean perfectas también es muy difícil (si esperamos que sea algo más que un momento). Entonces se podría decir que la perfección es momentánea y situacional, es algo corto en el tiempo, serían aspectos relacionados con el camino más que con el destino en sí, como la felicidad: la felicidad no es un lugar a donde se llega, (no hay un lugar que nos garantice la felicidad plena por el resto de nuestras vidas), es una actitud, es la valoración de momentos que vivimos como felices, y es una manera de ver la vida… Conseguir bajo esta perspectiva la perfección, hemos visto que tiene un nivel de dificultad sumamente elevado… lo que no significa que no haya una perfección ni que las cosas y vivencias no se experimenten, se perciban o se valoren como perfectas. En este caso podemos revisar la manera en cómo vemos la perfección, si ponemos un listón muy alto o, por el contrario, somos más flexibles en este sentido. Las personas que son perfeccionistas (que buscan hacerlo todo perfecto), suelen tener un listón muy alto para alcanzarlo, por esta razón, son personas que suelen sufrir más la frustración, suelen haber pocas cosas que consideren como perfectas. Por otro lado, hay personas que encuentran la perfección en las cosas más simples, y su valoración no se ubica en polos (perfección-imperfección), sino más bien entre ellos, donde la perfección es justo el equilibrio, sabiendo que las cosas pueden ser mejorables y a la vez, son perfectas. Una visión donde hacer de lo imperfecto algo perfecto, nos permite darle un valor real, todo tiene componentes positivos y negativos, es inevitable, aun así, pueden ser perfectas. Adicionalmente nos ofrece no solo mayor control, sino la posibilidad de adecuarlo a nuestra propia valoración de sí mismo, nos permite observarlo y contemplarlo como alcanzable y, por tanto, nos motiva a conseguirlo. La transformación está en nuestras manos, en nuestra percepción y valoración. Por tanto, entendemos que este concepto en ocasiones puede volverse uno de los motivos de nuestro malestar o incluso base de ellos. Implica no

Todas las entradas

¿Cómo pensamos y cómo vivimos?

Hay quienes piensan que la vida está determinada por alguien o algo, que está escrito en el destino, y que es mediada por elementos externos como la energía de quienes nos rodean… Esta creencia nos limita a ser simples observadores de nuestra propia vida, o ser simple espectadores que recibirán de alguna manera “esas consecuencias” que ha querido “ese destino” y que ya estaba escrito en nuestro ser… Sin intensiones de inmiscuirme en creencias religiosas y otras; esto se trata en la forma en la que vemos la vida y las consecuencias de nuestros actos. El pensar que nuestra vida depende de “otro” (ese otro que no soy yo, llamémosle destino, energía, universo, etc.) nos hace ponernos en una posición indefensa, en la que hagamos lo que hagamos no cambiará eso que nos viene porque “ya está escrito”. Por un lado, esa creencia puede funcionar como una resistencia para afrontar nuestros errores o incluso situaciones difíciles. Por otro lado, nos enseña que da igual el esfuerzo que hagamos, no lo conseguiremos, con lo cual, no hará esforzarnos para conseguir lo que queremos. Te pondré algunos ejemplos: 1. Cuando algo nos sale bien y se lo atribuimos a la suerte que hemos tenido… No Valoramos el esfuerzo que hemos hecho para conseguirlo. 2. “No me aceptaron en el trabajo, No era para mi…” ¿No era para ti o Pudiste esforzarte más para conseguirlo? 3. “Una oportunidad como esa no me la volverá a dar la vida” Claro que puedes volver a tener la oportunidad, solo que tienes que crearla. 4. “No se me ha dado eso que quería por las malas energías de quienes me rodean” Muchas frases como estas pueden invadir nuestro pensamiento, lo que hace que no observemos objetivamente lo que hacemos. De hecho, en psicología el acto de atribuir las razones por las cuales nos suceden las cosas a elementos externo se llama “Locus de Control Externo”, el cual indica que el control de las situaciones, eventos y sus consecuencias no están dentro de la persona, sino que están mediados por otros factores externos al sujeto. El locus de control externo, el pensar que lo que sucede no está dentro de mi control, refuerza el acto de no esforzarnos y de no valorarnos, como te comentaba, pero es que adicionalmente, nos mantiene con un nivel de incertidumbre muy elevado, nos baja la autoestima y por supuesto nuestro autoconcepto. Debemos de saber que somos seres activos, esto significa que accionamos y estos actos tienen consecuencias, positivas y negativas pero que surgen de nuestro comportamiento y de las decisiones que hemos tomado. Tomar las riendas de nuestra vida, en distintos momentos vitales puede verse como completo desafío, sin embargo, es necesario trabajar en ello, porque nos permitirá no solo tener el control sino evitara convertirnos en personas manipulables, dependientes e influenciables. Por tanto, lo que nos ocurre, sucede por decisiones que hemos venido tomando, aunque los resultados se observen o los vivamos a largo plazo. El camino que hemos seguido, hemos decidido escogerlo y no otro. Así que, asumamos para bien o para mal lo que nos ocurre, aprendamos de ello y continuemos adelante. Podemos errar, es normal. Podemos premiarnos, es necesario. ¡Recuerda que nadie más que tú tiene el control de tu vida! ¡Que la vida no siga pasando por ti, vivamos con todo lo que eso implica!

Todas las entradas

Esa tal «Generación de cristal»

Este término se ha venido usando para referirse a las personas de la última generación, con la intención de demarcar cómo responden a las situaciones, la afectación que tienen los acontecimientos sobre ellos y en general como viven. Me han comentado mucho en consulta cosas como las siguientes “estos niños de ahora no aguantan nada” o “se aburren con mucha facilidad” “todo les afecta y hacen un drama”. En todas las generaciones hay un cambio, es decir, nos observamos y comparando con nuestros padres y podemos pensar en “mi madre a mi edad había hecho…” o por el contrario “mis padres a mi edad aun no habían logrado…” estas diferencias que se pueden observar más a nivel individual (considerando la familia como unidad) pasa también a nivel generacional, es decir, puede haber una similitud a nivel colectivo. Hay muchas cosas que lo producen porque son muchas las cosas que han cambiado de una generación a otra. En la época de nuestros padres, la vida se vivía de manera distinta al igual que las prioridades también podían ser otras, el nivel educativo también difería al igual que otra cantidad de elementos. Entre el cambio generacional que se observa con mayor frecuencia en esta “generación de cristal” es la libertad de expresión, cosa que evidentemente no está mal, pueden que en otras generaciones no haya sido tan fácil alzar la voz para decir lo que pensamos y por supuesto, darlo a respetar. Esta generación ha conseguido hacerlo, en este sentido, no se trata de que no aguantan nada, es que dicen lo que piensan. Por otro lado, es una generación que se caracteriza por permitirse sentir plenamente, no significa que todos los demás que no nos encontremos en esta generación no sintamos, pero puede que no se nos haya permitido del todo sentir y entender nuestras emociones por el propio pensamiento de que “quienes lloran son débiles” o que “siempre hay que decir que estamos bien”, es probable que lo que hayamos tenido son límites para conectar con nuestras emociones. Evidentemente son características que a nivel general se han podido denotar, pero que no significa que a nivel particular absolutamente todos hayamos pasado las mismas situaciones. La prioridad que pueden tener la nueva generación está más dirigida a vivir, a experimentar, a conocer y a disfrutar, es probable que generaciones más antiguas hayan tenido como prioridades más dirigidas hacia los demás, hacer una familia e igualmente con miras hacia el futuro. No significa que esta generación no piense en futuro, significa que saben que para llegar al futuro tenemos que vivir el HOY. Adicionalmente, el ritmo de vida cada vez es más rápido, nosotros nacimos en un momento social que era más rápido que el de nuestros padres y, por tanto, mucho más rápido que el de nuestros abuelos. La evolución social genera cambios generacionales. Es por eso por lo que lo que para nosotros puede ser una sobreestimulación, para esta generación puede que sea una estimulación normal, es por eso por lo que, da la sensación de que no se pueden aburrir o que vean que aburrirse esté mal y no lo soporten, ellos también tratan de responder hacia las demandas del ambiente. Hay otro factor muy importante que me gustaría destacar y es la resiliencia. Me comentaban hace unos días que hoy en día no se ven tantas profesiones referidas a oficios, cada vez hay menos carpinteros, albañiles, etc. oficios que sin duda son esenciales, y que ahora todos quieren tener una carrera y otro tipo de profesiones… este es un ejemplo de cambio generacional, es probable que nuestros abuelos, no hayan tenido la posibilidad de acceder a estudios profesionales, es por ello por lo que en estas épocas había más formaciones referidas a oficios. Nuestros padres priorizaron la educación como medio para surgir y encontrar mejores empleos… Con esto quiero decir que es probable que teniendo trabajos e ingresos más estables y que nos permitan vivir mejor, le demos todo lo que nos pidan nuestros hijos, hasta el punto de que desconozcan que significa un NO por respuesta, cosa que puede que a nosotros nos hayan dicho más de una vez. Este “tenerlo todo” no permite el desarrollo de la resiliencia, más bien, genera la creencia de que “nos lo merecemos todo” y que “lo que quiero, me lo deben dar” en vez de “lo que quiero me lo tengo que ganar, así que me debo esforzar por conseguirlo” Quiero acotar, que por tanto, estos mismos pensamientos sobre ellos, sobre como son, como actúan y como viven, nos debe dirigir a preguntarnos sobre lo que le enseñamos, le inculcamos, le ofrecemos, le permitimos y que esperamos de ellos.

Todas las entradas

¿Eres una Persona altamente sensible?

Todas las personas somos diferentes, algunas personas le gustan unas cosas, a otros otra, prefieren y piensan de manera diferente a los demás y esto también ocurre en la manera en cómo percibimos y sentimos la información y por consiguiente, en cómo nos afectan las situaciones. Esta diferencia en como sentimos lo que nos ocurre y como nos afecta, genera muchísimo malestar en la persona, además, puede que ser difícil detectar dicha intensidad y empatizar con ellas. Es posible que si sientes que las cosas te afectan de manera distinta que a las demás personas de tu alrededor o que sientes los acontecimientos de manera muy intensa, te sientas identificado o identificada con este artículo. Esta alta sensibilidad en algunas personas se ha estudiado desde relativamente poco tiempo, es decir, se ha descubierto que es un rasgo de personalidad el cual no se estaba logrando estudiar a profundidad ni dándole la importancia real que tiene, como cualquier otro rasgo. Ser una persona altamente sensible, repercute negativamente en estas personas diariamente, empezando por el hecho de verse tildadas como exageradas y que lo que buscan es “llamar la atención”, cosa que evidentemente no es así. Además, son personas que por la misma razón tienen una alta sensibilidad, son más propensas que otras a presentar sintomatología correspondiente con trastornos afectivos, en síntesis, pueden tener una predisposición a tener ansiedad o depresión. Las personas altamente sensibles, suelen ver la vida con colores muy intensos (metafóricamente hablando), y el desconocimiento sobre el PAS, hace que tampoco se entiendan ellas mismas, con lo cual, la gestión de su propia emocionalidad se ve comprometida. Ya no solo se trata de las opiniones que recibe de los demás, sino su propia opinión acerca las cosas que le ocurre, su autopercepción y, por ende, su autoestima y autoconcepto. Esta alta sensibilidad, tiene que ver con el desarrollo muy elevado del sistema neurosensorial de estas personas, es decir, la información que reciben a través de sus sentidos difiere en cantidad comparándolas con las personas que no tienen PAS, lo que genera una alta afectación en la persona por la propia saturación en la información entrante, es por esta razón que personas altamente sensibles suelen presentar mayores niveles de estrés y dificultades de afrontamiento. ¿Cómo saber si soy una Persona Altamente Sensible? 1. Necesitas más tiempo para comprender las cosas que ocurren a tu alrededor. 2. Vives emociones muy muy intensas 3. Te sientes saturado/a o sobreestimulado/a con frecuencia. 4. Lo que ocurre a tu alrededor te afecta, aunque se traten de pequeños detalles. 5. Consideras que eres una persona muy perfeccionista 6. Sientes con frecuencias que te agobias 7. Evitas mayormente los conflictos 8. Sientes la necesidad de agradar a todos 9. Sueles asustarte con mucha facilidad. 10. Sueles tener una gran capacidad empática. Se ha visto que las personas altamente sensibles tienen un componente hereditario, y que en estos últimos años se ha observado el aumento en personas que acuden a consulta con estas características e incluso mayor presencia de este rasgo en población joven. Aunque este rasgo de personalidad puede presentarse en hombres y mujeres por igual y que al tener un componente genético puede manifestarse también desde edades tempranas, hay que conocer que algunas de estas características pueden tender a confundirse con sintomatologías correspondientes a patologías. Es por eso por lo que debemos de tener mucho cuidado a la hora no solo de valorar como nos sentimos sino también en solicitar la ayuda adecuada.

Guias descargable, Todas las entradas

¿Para ser felices debemos desapegarnos?

Me han comentado muchas veces en consulta las siguientes frases “igual el problema que tengo es que me debo desapegar…” “para ser feliz no puedo apegarme…” “Sería más feliz si lograr no apegarme a nadie” y un sinfín de frases de este estilo, a lo cual suelo responder: ¿Crees que podemos vivir sin apego? Para empezar, es muy complicado, incluso podemos decir que imposible vivir sin apego, por el simple hecho de que somo seres sociales, vivimos y generamos vínculos emocionales con las demás personas, mascotas e incluso cosas que se vuelven significativas para nosotros. De hecho, es posible recordar algún lugar donde nos sintamos seguros, en el que hayamos tenido nuestros mejores momentos u objetos que para nosotros son significativos, etc. con todas estas cosas hemos generado un vínculo afectivo a lo largo de nuestra vida. El apego es ese vínculo afectivo que creamos con nuestras personas cercanas y a quienes le otorgamos un gran valor. El apego lo creamos inicialmente con nuestros padres desde la infancia. El pensar que el apego como tal es la fuente del problema, es algo que se debe revisar, el problema no se reduce la importancia o el valor afectivo que otorgues a las personas, el problema más bien, puede estar derivado del tipo de apego que has desarrollado desde la infancia con tus figuras paternas. Igual esto último puede ser difícil de entender, pero te lo explicaré… El apego lo desarrollamos en la infancia con nuestros cuidadores y/o padres a través de la crianza. Hay varios tipos de apego, de hecho, Bowlby (autor de la teoría del apego) definió 4 tipos: Existe el apego seguro, el cual se crea a partir de un núcleo familiar presente, que ha atendido a nuestras necesidades, que nos ofrece una zona segura, es decir, la figura paternal y maternal han estado ahí para nosotros y gracias a eso percibimos que estarán ahí incondicionalmente. En la edad adulta esto se refleja en personas con buenas relaciones sociales, con pensamiento flexible, con una autoestima adecuada y seguros de sí mismos. Existe el apego ansioso o ambivalente, que se crea cuando no hay una figura constante para nosotros o es intermitente, nos genera incertidumbre y desconfianza. Una persona con este tipo de apego es una persona que busca la aprobación constante, por ejemplo, o que suele ser muy miedoso a la hora de separarse de su figura de apego, de tomar las riendas y escoger. De hecho, es muy posible que estas personas hayan sufrido abusos y violencia durante su niñez. Por otro lado, esta el apego evitativo, surge cuando los cuidadores no logran ofrecer una zona de confianza y seguridad al niño. Suelen crecer con miedo incluso a los propios cuidadores. Esto repercute en la vida adulta y se muestran como personas inseguras, con baja autoestima, y con problemas para relacionarse con los demás. Y, por último, hablamos del apego desorganizado, que es una mezcla entre los dos últimos. Los niños suelen presentar conductas impulsivas y gestionar de manera inadecuada sus emociones. Como has podido ver, el tipo de apego que desarrollamos con nuestras figuras paternas y cuidadores es fundamental para lograr desarrollar relaciones sanas con los demás. Este tipo de apego será la base de todos los demás y es entendible, por el hecho de que es lo que conoces, y detectar que el problema está ahí es realmente muy difícil. Los humanos seguimos un patrón conductual, es decir, es probable que, si hayas tenido problemas al relacionarte con una persona, puede que algo parecido te haya pasado previamente con otra, o que en un futuro te pase algo similar, es por eso que atajar este tipo de cosas a tiempo es necesario para poder modificarlas. La creencia de que el problema es el apego no nos ayuda a resolverlo, por el contrario, nos incita a generar más desconfianza en los demás, a relacionarnos de manera evitativa, a sentirnos mal si creemos que nos estamos apegando, a crear relaciones superficiales y al final, sentirnos solos. El apego, como comentaba antes, no solo se reduce a las relaciones personales o de pareja, hemos visto que empieza en la familia, pero que lo podemos llevar también a otros contextos, entre ellos el de amistad y el laboral. Cuando partimos de un apego ansioso o desorganizado, nos podemos desenvolver o relacionar de manera inadecuada con los demás, incluso en grados más intensos, crear una dependencia emocional, y es ahí cuando más se evidencian los problemas. Claramente la solución no es desapegarse, es poder gestionar adecuadamente nuestras relaciones, partiendo de identificar cómo nos estamos relacionando con los demás y también con las cosas. ¿Cómo podemos manejar de manera adecuada la manera en la que nos relacionamos con los demás o el apego que establecemos con el otro? Debemos empezar por identificar cómo es el tipo de relación que establecemos, si creemos que solemos apegarnos a las personas, a las cosas o elementos, al trabajo, etc.… dónde estamos depositando esa confianza y que tan seguros nos sentimos. Seguramente te parecerá extraño eso de “apegarse a las cosas” pero sí, esto pasa y mucho… en ocasiones las personas le otorgamos mucho valor a las cosas materiales, una casa, un regalo, una taza…. Y más allá del objeto en sí, se trata de lo que me hace sentir. Es difícil separarse de la casa en donde vivimos nuestra infancia, es normal que existan muchos recuerdos, hay un vínculo emocional con la casa y es normal que nos genere nostalgia partir. Sin embargo, cuando esto se vuelve traumático, algo no estamos gestionando adecuadamente. Si bien, en este caso, la casa nos trae recuerdos muy bonitos y ha sido nuestra zona de confort por tanto tiempo, una persona con apego seguro, podrá afrontar esta situación de cambio de manera más funcional, sabrá que en otro sitio creará una nueva zona segura, y que creará muchos más momentos agradables. Sin embargo, una persona con un tipo de apego ansioso, o evitativo, le costará mucho más aceptarlo,

Guias descargable, Todas las entradas

¿Cómo puedo mejorar mis hábitos…?

Mucho de lo que hacemos durante el día son actos automatizados, es decir, los tenemos muy interiorizados y no consideramos necesario tener que prestarle mayor atención, cosas a las que estamos habituados. Un ejemplo de ello es levantarnos e ir al baño a asearnos, este tipo de rutinas del día a día las hacemos prácticamente aun sin despertar del todo, el cuerpo lo hace de manera automática. Hay acciones de este estilo que son buenas y otras que no son tan buenas y nos entorpecen en el día y en la vida, sin darnos mayor cuenta de ello. No existen una serie de hábitos, o pasos a seguir mágica para ser grandioso, exitoso, ni mejor persona, hay hábitos saludables y otros que no, hay rutinas que le sirven a ciertas personas que a otras no les sirve y esto no quiere decir que este mal ni les haga ser más o menos exitoso en la vida. Cambiando nuestros hábitos a unos más saludables o sin cambiarlos, sencillamente mejorarlos, logramos conseguir muchas cosas, pero, conseguir el “éxito” va mucho más allá de eso. Los hábitos bien sabemos que son conductas que hacemos cotidianamente, esto significa que tener hábitos saludables no se resume en seguir una dieta balanceada, dormir entre 7 y 8 horas diarias y practicar ejercicio. Tener hábitos saludables implica desarrollar conductas que para nosotros sean funcionales, que nos ayuden a potenciar nuestras habilidades al máximo, mejor organización y en conclusión resultados positivos. Seguro te preguntarás qué por qué creo que esos “hábitos saludables” que nos venden para ser exitosos no funcionan… Es muy sencillo y te explicaré porqué… Hay personas que son diurnas y otras nocturnas, esto significa que su nivel de activación es mayor en la mañana o en la noche, con lo cual obtendrán mejores resultados y su rendimiento será más eficiente cuando tengan un nivel de activación óptimo. Es por eso que hay personas que, aunque se levantan de madrugada, no consiguen activarse hasta algunas horas después de haberse levantado… ¿Crees que eso es funcional? No sirve de nada que nos levantemos a las 5 am con la creencia de que haremos más cosas o seremos mejores cuando nuestro cuerpo no reacciona hasta las 9 o 10 de la mañana, para eso es mejor descansar. Esta diferencia en el dormir surge también en el área laboral e incluso con el ejercicio. Aunque hay evidencia que señala que la mejor hora para estudiar es por la mañana (de hecho, es por eso que, las escuelas e institutos son en este horario) hay personas que esto no les es tan funcional. Adoptar hábitos saludables, es seguir conductas positivas que nos ayuden a mejorar nuestro rendimiento, salud mental y física. No es tan importante el orden ni tampoco los horarios, lo que es importante es hacer cada cosa en tu momento del día óptimo. Dentro de estas conductas positivas, encontramos como hemos dicho, hacer ejercicio: si hacer ejercicio en la mañana, me sienta mal, porque considero que no puedo llegar al objetivo o hace que me encuentre mal físicamente o no rindo como pudiera, no pasa nada hacerlo por la tarde, lo importante es hacerlo. Dormir entre 7 y 8 horas diarias es muy difícil para muchas personas ya que hay por muchas condiciones necesitan dormir más horas que las recomendadas ¿Eso significa que nunca llegarán a ser exitosas? La respuesta evidentemente es No, lo saludable es dormir lo que se necesita para poder rendir al máximo durante la jornada. De nada sirve dormir 7 horas y estar soñoliento todo el día sin lograr acabar las tareas pautadas. Del mismo modo, si dormimos 9 pero estamos a tope todo el día pudiendo cumplir nuestros objetivos, esto es una conducta más saludable que la anterior, nos hará sentir mejor tanto física como mentalmente que el caso anterior. Esto también ocurre a la inversa, hay personas que si duermen 8 horas se encuentran mal durante el día y su funcionamiento dista mucho de ser el idóneo, en cambio durmiendo 6 horas, para ellas es más que suficiente para recuperarse. Como hemos venido diciendo, el crear hábitos saludables es encontrar la mejor rutina para nosotros en los momentos adecuados del día. Es saber que debo intentar acostarme y levantarme siempre a la misma hora, saber que debo incluir un espacio para hacer ejercicio diario o al menos 3 veces a la semana, adecuado a mi momento de mayor aprovechamiento. Que es necesario incluir en nuestro día, tiempo para la desconexión, para conectar con nosotros y en la medida de lo posible con la naturaleza lo que nos llenará de energía; y por supuesto encontrar tiempo para nuestro crecimiento personal y profesional, aprender algo nuevo, tener un momento de ocio y descansar. Aunque se crea que no, nuestros momentos de ocio que nos podamos dedicar a alguna actividad que nos guste fuera del ejercicio o crecimiento profesional, es muy importante porque nos ayuda a entender que hay momento para todo inclusive para disfrutar. Si dedicamos nuestro día a nuestro trabajo, ejercicio, responsabilidades familiares y de hogar, no estamos invirtiendo en tiempo para nosotros, y aunque creamos que estamos cumpliendo nuestros objetivos y somos funcionales, nos traerá malestar porque hay una parte de nosotros que no estamos atendiendo. Nos venden que se debe meditar, hacer ejercicio y una cantidad de actividades infinitas diarias para ser productivos, eficientes, mejores personas, exitosos y un largo etc. cuando esto lo que nos produce es mayor carga de estrés y tensión diaria si por algún motivo no logramos hacerlo todo. Esa es otra razón por lo que “los hábitos saludables para ser exitosos no funcionan”. Más que eso, podemos incluir en nuestro repertorio de conductas habituales, el tener tiempo para practicar soluciones de problemas, para practicar la gestión emocional y diversas técnicas para afrontar el estrés. Es evidente que conductas como fumar, beber alcohol no son saludables, pero eso ya seguramente lo sabes así que no iré por ahí… pero es importante que conozcas las razones del