Psicóloga Sanitaria, Sexóloga, Terapeuta de Pareja y Familia

Guias descargable

Guias descargable, Todas las entradas

¿CÓMO PUEDO DEJAR DE IDEALIZAR?

– GUÍA DESCARGABLE – ¿Qué es Idealizar? dealizar es el proceso por el cual sobrevaloramos los aspectos positivos de personas o situaciones con quienes hemos compartido momentos, a su vez, disminuimos los aspectos negativos. La idealización se hace a partir de un recuerdo. Nuestra memoria trae a la conciencia únicamente aspectos positivos que mientras pensamos en ellos, nuestra mente los magnifica de tal forma que podemos incluso pensar que no «recordamos» las cosas malas o sencillamente creer que nunca las hubo. Este juego que hace la mente puede llegar a tomar como verdaderas nuestras fantasías, creer que fue de una manera o nos trataron de una manera incluso opuesta a lo que fue y esto se debe a esa transformación que hacemos para acercar a la persona o la situación a nuestro ideal. Cuando idealizamos perdemos objetividad, por tanto la valoración de lo que ocurre no es realista. Creemos que ha sido «Perfecto» porque no le encontramos la parte negativa, sin embargo, esto no significa que no la haya tenido. Esto suele ocurrir con mayor frecuencia cuando sufrimos una ruptura amorosa, una separación o una pérdida física. Las consecuencias que genera idealizar son múltiples, pero se pueden destacar las siguientes: Crear y mantener la dependencia emocional. Vivir en el pasado. Incapacidad de disfrutar del presente. Reforzar sentimientos de tristeza, vergüenza, impotencia, culpa, etc. Descuidar otras relaciones. Aumentar la exigencia hacia los demás. Incapacidad de valorar lo que tenemos hoy. Idearnos motivos para autocastigarnos. Ej: «A una persona así no volveré encontrar, nadie me va a querer como él/ella». Disminuir nuestra autoestima y autoconcepto. Inestabilidad emocional Creencias irracionales, sobre todo creer que no merecemos amor. Incapacidad de ver un futuro nítido Depresión y ansiedad Pensamientos obsesivos y recurrentes Distorsión de la realidad. ¿Te gustaría empezar a trabajar en ello? ¡Contacta conmigo y hablemos de ello!   ¡DESCARGA MI GUÍA!

Guias descargable, Todas las entradas

¿Cómo nos enfrentamos a las situaciones?

Cuando nos encontramos en dificultades o frente a situaciones de diversa índole, hacemos una valoración de ésta donde definimos el nivel de dificultad de la situación o cuanto nos costará hacerle frente y superarla utilizando diversos métodos o herramientas: las estrategias de afrontamiento. Esta valoración parte de la base de si sabremos como responder a ese evento. Esto a su vez genera una serie de consecuencias, para empezar, nos hace valorar si seremos nosotros capaces de encontrar o generar las salidas más adecuadas y eficientes a la situación, si dicho evento será superior a nuestras capacidades, si conseguiremos alternativas suficientes o, por el contrario, nos hará sentir que realmente estamos preparados para ello y con la certeza de que sabremos resolverlo, etc., es decir, genera emociones y sentimientos en nosotros mismos. Por tanto, estas estrategias son «Aquellos procesos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/ o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo» (Lazarus y Folkman, 1986). Las estrategias de afrontamiento son justo eso, las herramientas o mecanismos que utilizamos para responder ante lo estímulos o experiencias que en ocasiones pueden ser problemáticas o sencillamente aversivas (que nos producen daño). En concreto, las estrategias de afrontamiento son las acciones que llevamos a cabo para hacerle frente a dichas situaciones como lo es la gestión del estrés, la manera en la que percibimos lo que ocurre, la forma en la que recibimos y entendemos la información derivada y la manera en la que accionamos como respuesta. Un ejemplo de ello sería cuando nos encontramos en temporada de exámenes, en estos casos como en muchos otros, activamos ciertos recursos que tenemos, que hemos venido aprendiendo de otras experiencia y que sabemos que nos funcionan, entre ellas destacaríamos: la organización de las horas que dedicaremos al estudio de cada asignatura, el ritmo que llevaremos, la realización de resúmenes y mapas conceptuales, uso de colores para diferenciar conceptos, dormir las horas necesarias, evitar distractores durante las horas de estudio, buscar alguna actividad recreativa y de ocio que me permita desconectar después de la jornada, etc. Todas estas acciones son estrategias que utilizamos para prepararnos ante un examen, evidentemente, hay muchas otras y que a cada uno le servirán distintas. A medida que tenemos más herramientas, nos sentiremos más tranquilos y confiados en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Hay otras situaciones que pueden ser nuevas para nosotros y por tanto no sepamos como actuar, un ejemplo de ello sería, tener un imprevisto con el coche. Aunque nos refiramos a percances nimios que podamos tener con el coche, una rozadura con otro, tener que cambiar una rueda o sencillamente no fijarte bien mientras retrocedes y chocar a otro coche, las consecuencias de esto puede generar mucho estrés si es la primera vez que te enfrentas a ello, por tanto, hay cosas básicas que debemos hacer antes de conducir, haber tomado las clases suficientes para sentirte seguro (evidentemente haber sacado el carnet de circulación), conocer el coche que vas a conducir y su estado, conocer cosas básicas como es el uso de las herramientas y cambios de ruedas, saber a quien debes llamar en caso de accidentes, tener a la mano la información referente al seguro y partes, etc. todas estas cosas que parecen básicas, pueden no serlo hasta que nos enfrentamos a dichas situaciones. Como verás y seguramente te ha ocurrido, las situaciones a las que nos enfrentamos día a día nos hacen desarrollar habilidades y estrategias que nos permitirán generalizarlas o extrapolarlas a todas aquellas que puedan ser resueltas de la misma manera. Por tanto, es muy importante que aprendas de ellas y que observes bien si frente a una situación puedes responder como a otras que has respondido previamente. No todas las estrategias de afrontamiento le sirven a todos por igual, es decir, cada persona tiene y construye sus propias herramientas y mecanismos, sin embargo, hay algunas que suelen funcionar y son más fáciles de generalizar en las distintas situaciones como, por ejemplo: 1. Control de los impulsos: No reaccionar a lo que acontece de manera imprudente o sencillamente sin evaluarlo antes. Accionemos a partir de un razonamiento de la situación. 2. Hacer una valoración lo más objetiva posible: detenernos a replantearnos la situación y responder a los pros y contras. 3. Gestión emocional y técnicas de respiración: aunque son las emociones las que nos indican en un primer momento la valoración que hacemos de la situación, nos advierten del peligro y demás señales, dejarse llevar por las emociones en situaciones críticas, puede que a veces no sea la mejor solución, por el contrario, puede favorecer a actuar de manera impulsiva. Es importante focalizarse momentáneamente en la búsqueda de soluciones. 4. Evaluar el nivel de control de la situación: es importante reconocer hasta que punto podemos actuar y si está en nuestra mano la resolución de dicha vicisitud. 5. Búsqueda de soluciones: empezar con una lluvia de ideas que puedan ayudar a encontrar la solución más acorde, es una estrategia de afrontamiento muy útil. Hay muchas más estrategias generales y concretas que puedes aprender para estar sentirte más preparado/a ante las situaciones y que te ayudarán a resolverlas. ¿Quieres empezar a trabajar y desarrollar estrategias de afrontamiento? ¡Te invito a descargar mi guía con ejercicios prácticos para que empecemos juntos!   Illustrations  Work illustrations by Storyset Work illustrations by Storyset Work illustrations by Storyset People illustrations by Storyset

Guias descargable, Todas las entradas

¿Para ser felices debemos desapegarnos?

Me han comentado muchas veces en consulta las siguientes frases “igual el problema que tengo es que me debo desapegar…” “para ser feliz no puedo apegarme…” “Sería más feliz si lograr no apegarme a nadie” y un sinfín de frases de este estilo, a lo cual suelo responder: ¿Crees que podemos vivir sin apego? Para empezar, es muy complicado, incluso podemos decir que imposible vivir sin apego, por el simple hecho de que somo seres sociales, vivimos y generamos vínculos emocionales con las demás personas, mascotas e incluso cosas que se vuelven significativas para nosotros. De hecho, es posible recordar algún lugar donde nos sintamos seguros, en el que hayamos tenido nuestros mejores momentos u objetos que para nosotros son significativos, etc. con todas estas cosas hemos generado un vínculo afectivo a lo largo de nuestra vida. El apego es ese vínculo afectivo que creamos con nuestras personas cercanas y a quienes le otorgamos un gran valor. El apego lo creamos inicialmente con nuestros padres desde la infancia. El pensar que el apego como tal es la fuente del problema, es algo que se debe revisar, el problema no se reduce la importancia o el valor afectivo que otorgues a las personas, el problema más bien, puede estar derivado del tipo de apego que has desarrollado desde la infancia con tus figuras paternas. Igual esto último puede ser difícil de entender, pero te lo explicaré… El apego lo desarrollamos en la infancia con nuestros cuidadores y/o padres a través de la crianza. Hay varios tipos de apego, de hecho, Bowlby (autor de la teoría del apego) definió 4 tipos: Existe el apego seguro, el cual se crea a partir de un núcleo familiar presente, que ha atendido a nuestras necesidades, que nos ofrece una zona segura, es decir, la figura paternal y maternal han estado ahí para nosotros y gracias a eso percibimos que estarán ahí incondicionalmente. En la edad adulta esto se refleja en personas con buenas relaciones sociales, con pensamiento flexible, con una autoestima adecuada y seguros de sí mismos. Existe el apego ansioso o ambivalente, que se crea cuando no hay una figura constante para nosotros o es intermitente, nos genera incertidumbre y desconfianza. Una persona con este tipo de apego es una persona que busca la aprobación constante, por ejemplo, o que suele ser muy miedoso a la hora de separarse de su figura de apego, de tomar las riendas y escoger. De hecho, es muy posible que estas personas hayan sufrido abusos y violencia durante su niñez. Por otro lado, esta el apego evitativo, surge cuando los cuidadores no logran ofrecer una zona de confianza y seguridad al niño. Suelen crecer con miedo incluso a los propios cuidadores. Esto repercute en la vida adulta y se muestran como personas inseguras, con baja autoestima, y con problemas para relacionarse con los demás. Y, por último, hablamos del apego desorganizado, que es una mezcla entre los dos últimos. Los niños suelen presentar conductas impulsivas y gestionar de manera inadecuada sus emociones. Como has podido ver, el tipo de apego que desarrollamos con nuestras figuras paternas y cuidadores es fundamental para lograr desarrollar relaciones sanas con los demás. Este tipo de apego será la base de todos los demás y es entendible, por el hecho de que es lo que conoces, y detectar que el problema está ahí es realmente muy difícil. Los humanos seguimos un patrón conductual, es decir, es probable que, si hayas tenido problemas al relacionarte con una persona, puede que algo parecido te haya pasado previamente con otra, o que en un futuro te pase algo similar, es por eso que atajar este tipo de cosas a tiempo es necesario para poder modificarlas. La creencia de que el problema es el apego no nos ayuda a resolverlo, por el contrario, nos incita a generar más desconfianza en los demás, a relacionarnos de manera evitativa, a sentirnos mal si creemos que nos estamos apegando, a crear relaciones superficiales y al final, sentirnos solos. El apego, como comentaba antes, no solo se reduce a las relaciones personales o de pareja, hemos visto que empieza en la familia, pero que lo podemos llevar también a otros contextos, entre ellos el de amistad y el laboral. Cuando partimos de un apego ansioso o desorganizado, nos podemos desenvolver o relacionar de manera inadecuada con los demás, incluso en grados más intensos, crear una dependencia emocional, y es ahí cuando más se evidencian los problemas. Claramente la solución no es desapegarse, es poder gestionar adecuadamente nuestras relaciones, partiendo de identificar cómo nos estamos relacionando con los demás y también con las cosas. ¿Cómo podemos manejar de manera adecuada la manera en la que nos relacionamos con los demás o el apego que establecemos con el otro? Debemos empezar por identificar cómo es el tipo de relación que establecemos, si creemos que solemos apegarnos a las personas, a las cosas o elementos, al trabajo, etc.… dónde estamos depositando esa confianza y que tan seguros nos sentimos. Seguramente te parecerá extraño eso de “apegarse a las cosas” pero sí, esto pasa y mucho… en ocasiones las personas le otorgamos mucho valor a las cosas materiales, una casa, un regalo, una taza…. Y más allá del objeto en sí, se trata de lo que me hace sentir. Es difícil separarse de la casa en donde vivimos nuestra infancia, es normal que existan muchos recuerdos, hay un vínculo emocional con la casa y es normal que nos genere nostalgia partir. Sin embargo, cuando esto se vuelve traumático, algo no estamos gestionando adecuadamente. Si bien, en este caso, la casa nos trae recuerdos muy bonitos y ha sido nuestra zona de confort por tanto tiempo, una persona con apego seguro, podrá afrontar esta situación de cambio de manera más funcional, sabrá que en otro sitio creará una nueva zona segura, y que creará muchos más momentos agradables. Sin embargo, una persona con un tipo de apego ansioso, o evitativo, le costará mucho más aceptarlo,

Guias descargable, Todas las entradas

¿Cómo puedo mejorar mis hábitos…?

Mucho de lo que hacemos durante el día son actos automatizados, es decir, los tenemos muy interiorizados y no consideramos necesario tener que prestarle mayor atención, cosas a las que estamos habituados. Un ejemplo de ello es levantarnos e ir al baño a asearnos, este tipo de rutinas del día a día las hacemos prácticamente aun sin despertar del todo, el cuerpo lo hace de manera automática. Hay acciones de este estilo que son buenas y otras que no son tan buenas y nos entorpecen en el día y en la vida, sin darnos mayor cuenta de ello. No existen una serie de hábitos, o pasos a seguir mágica para ser grandioso, exitoso, ni mejor persona, hay hábitos saludables y otros que no, hay rutinas que le sirven a ciertas personas que a otras no les sirve y esto no quiere decir que este mal ni les haga ser más o menos exitoso en la vida. Cambiando nuestros hábitos a unos más saludables o sin cambiarlos, sencillamente mejorarlos, logramos conseguir muchas cosas, pero, conseguir el “éxito” va mucho más allá de eso. Los hábitos bien sabemos que son conductas que hacemos cotidianamente, esto significa que tener hábitos saludables no se resume en seguir una dieta balanceada, dormir entre 7 y 8 horas diarias y practicar ejercicio. Tener hábitos saludables implica desarrollar conductas que para nosotros sean funcionales, que nos ayuden a potenciar nuestras habilidades al máximo, mejor organización y en conclusión resultados positivos. Seguro te preguntarás qué por qué creo que esos “hábitos saludables” que nos venden para ser exitosos no funcionan… Es muy sencillo y te explicaré porqué… Hay personas que son diurnas y otras nocturnas, esto significa que su nivel de activación es mayor en la mañana o en la noche, con lo cual obtendrán mejores resultados y su rendimiento será más eficiente cuando tengan un nivel de activación óptimo. Es por eso que hay personas que, aunque se levantan de madrugada, no consiguen activarse hasta algunas horas después de haberse levantado… ¿Crees que eso es funcional? No sirve de nada que nos levantemos a las 5 am con la creencia de que haremos más cosas o seremos mejores cuando nuestro cuerpo no reacciona hasta las 9 o 10 de la mañana, para eso es mejor descansar. Esta diferencia en el dormir surge también en el área laboral e incluso con el ejercicio. Aunque hay evidencia que señala que la mejor hora para estudiar es por la mañana (de hecho, es por eso que, las escuelas e institutos son en este horario) hay personas que esto no les es tan funcional. Adoptar hábitos saludables, es seguir conductas positivas que nos ayuden a mejorar nuestro rendimiento, salud mental y física. No es tan importante el orden ni tampoco los horarios, lo que es importante es hacer cada cosa en tu momento del día óptimo. Dentro de estas conductas positivas, encontramos como hemos dicho, hacer ejercicio: si hacer ejercicio en la mañana, me sienta mal, porque considero que no puedo llegar al objetivo o hace que me encuentre mal físicamente o no rindo como pudiera, no pasa nada hacerlo por la tarde, lo importante es hacerlo. Dormir entre 7 y 8 horas diarias es muy difícil para muchas personas ya que hay por muchas condiciones necesitan dormir más horas que las recomendadas ¿Eso significa que nunca llegarán a ser exitosas? La respuesta evidentemente es No, lo saludable es dormir lo que se necesita para poder rendir al máximo durante la jornada. De nada sirve dormir 7 horas y estar soñoliento todo el día sin lograr acabar las tareas pautadas. Del mismo modo, si dormimos 9 pero estamos a tope todo el día pudiendo cumplir nuestros objetivos, esto es una conducta más saludable que la anterior, nos hará sentir mejor tanto física como mentalmente que el caso anterior. Esto también ocurre a la inversa, hay personas que si duermen 8 horas se encuentran mal durante el día y su funcionamiento dista mucho de ser el idóneo, en cambio durmiendo 6 horas, para ellas es más que suficiente para recuperarse. Como hemos venido diciendo, el crear hábitos saludables es encontrar la mejor rutina para nosotros en los momentos adecuados del día. Es saber que debo intentar acostarme y levantarme siempre a la misma hora, saber que debo incluir un espacio para hacer ejercicio diario o al menos 3 veces a la semana, adecuado a mi momento de mayor aprovechamiento. Que es necesario incluir en nuestro día, tiempo para la desconexión, para conectar con nosotros y en la medida de lo posible con la naturaleza lo que nos llenará de energía; y por supuesto encontrar tiempo para nuestro crecimiento personal y profesional, aprender algo nuevo, tener un momento de ocio y descansar. Aunque se crea que no, nuestros momentos de ocio que nos podamos dedicar a alguna actividad que nos guste fuera del ejercicio o crecimiento profesional, es muy importante porque nos ayuda a entender que hay momento para todo inclusive para disfrutar. Si dedicamos nuestro día a nuestro trabajo, ejercicio, responsabilidades familiares y de hogar, no estamos invirtiendo en tiempo para nosotros, y aunque creamos que estamos cumpliendo nuestros objetivos y somos funcionales, nos traerá malestar porque hay una parte de nosotros que no estamos atendiendo. Nos venden que se debe meditar, hacer ejercicio y una cantidad de actividades infinitas diarias para ser productivos, eficientes, mejores personas, exitosos y un largo etc. cuando esto lo que nos produce es mayor carga de estrés y tensión diaria si por algún motivo no logramos hacerlo todo. Esa es otra razón por lo que “los hábitos saludables para ser exitosos no funcionan”. Más que eso, podemos incluir en nuestro repertorio de conductas habituales, el tener tiempo para practicar soluciones de problemas, para practicar la gestión emocional y diversas técnicas para afrontar el estrés. Es evidente que conductas como fumar, beber alcohol no son saludables, pero eso ya seguramente lo sabes así que no iré por ahí… pero es importante que conozcas las razones del

Guias descargable, Todas las entradas

Nosotros y Nuestra Autoestima

La gran mayoría de las personas han escuchado la palabra “Autoestima” pero puede que no sepamos bien lo que es. Existen 3 conceptos que están relacionados y son la Autoestima, el Autoconcepto y la Identidad. Estos conceptos son base fundamental de nuestro bienestar, por lo tanto, cuando hay una distorsión o variación negativa de alguno de ellos, el efecto será en cadena y ocasionará mucho malestar. ¿A qué nos referimos con cada uno de ellos? Cuando hablamos de Autoestima, nos referimos a la estima o afecto que nos tenemos a nosotros mismos. Aunque parezca que nos queremos puede que en momentos esto no sea así. “Si no te quieres a ti mismo nadie lo hará” Seguro has escuchado esta frase, te la hayan dicho o incluso que la hayas dicho tu mismx a otra persona, y quiero decirte que esta frase no es del todo cierta… Sí nos pueden querer, aunque nosotros no lo hagamos, un ejemplo muy sencillo de esto es que, aunque estemos en momentos complicados de nuestras vidas y nos encontremos con una autoestima bajo, las personas que nos quieren no lo dejan de hacer, nuestros amigos y familiares nos siguen queriendo, aunque nosotros no lo hagamos. De hecho, nuestros padres nos quieren desde antes de que formemos nuestro propio ser. Incluso podemos seguir queriendo a los demás, sin en esos momentos tenernos mayor afecto a nosotros mismos. La estima que tenemos hacia una persona está basada en las cualidades y características positivas que tiene esa persona. Lo mismo ocurre con nosotros mismos, nos queremos porque hay cosas de nosotros que nos gustan, que nos hace sentir bien y a gusto. Cuando esto no sucede, podemos disminuir ese afecto, como pasaría con cualquier otra persona. Esto significa que los que nos quieren cuando nosotros no lo hacemos, observan y valoran en nosotros cosas que no estamos viendo con facilidad, por lo tanto, no lo valoramos. ¿Qué ocurre con esta frase? Es probable que, si lo interpretamos de manera literal, lo que nos venga a la cabeza es que si no me quiero pues no habrá nadie que lo haga. Hablamos de un condicional, si NO me quiero entonces Nadie lo hará, pero si me quiero y mucho, los demás también me querrán. Limitamos el desarrollo de nuestro propio querer por y para que el otro me quiera, nos limitamos a buscar aprobación, afecto de alguien externo y por supuesto mantener un vínculo. Sin embargo, se nos dificulta darnos cuenta de que el mayor vínculo que tendremos y que nos durará para siempre será aquel que desarrollamos y alimentamos con nosotros mismos, de hecho, nuestra persona será la que indudablemente nos acompañará por el resto de nuestras vidas. Por otro lado, tenemos el Autoconcepto y hablamos de él para referirnos a esa imagen que tenemos de nosotros mismos, en definitiva, qué concepto tenemos de nosotros, que nos parecemos, si nos consideramos de una manera o de otra, los valores que tenemos, nuestro conocimiento, y todas aquellas cosas que nos podemos atribuir. No siempre tenemos un autoconcepto apropiado e incluso realista de nosotros mismos, es por eso tan importante invertir tiempo en conocernos. Podemos tener un concepto de nosotros que no es el que expresamos y esto puede ocasionarnos malestar, incluso el hecho de distorsionar nuestro concepto producto de una experiencia negativa. [Si quieres saber más sobre la imagen que podemos ofrecerles a los demás, lee mi artículo de Máscaras] Hay una frase en especial que resalto mucho en las consultas, y es la de “No soy capaz de…” aunque parece no ser más que una expresión cuando no conseguimos hacer algo, queda registrado en nuestro cerebro como “Justo esto no lo lograré, por qué me faltan capacidades”, muy distinto es si transformamos esa frase a: “no lo logro hacer ahora, tendré que practicar” o “No lo consigo en este momento, pero buscaré resolverlo”. No es lo mismo la falta de conocimiento o de habilidad que de capacidad, somos capaces de todo lo que nos propongamos, solo que unas cosas, nos llevará más esfuerzo que otras, pero las capacidades sin duda las tenemos. Cerramos estos tres componentes con la Identidad, la cual nos refiere lo que somos, quienes somos, que nos caracteriza y cual es nuestra esencia. Es un concepto un poco más profundo y abstracto que el autoconcepto, recordemos que el autoconcepto es la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestra imagen, la identidad nos habla de nuestro ser. La identidad incluye nuestras características más permanentes, lo que realmente lo diferencia del autoconcepto, es que éste último puede variar en el tiempo y según nuestras experiencias, la identidad una vez desarrollada, es más difícil de cambiar. Son muchos los factores que influyen en el desarrollo y mantenimiento de estos conceptos de manera saludable. Podemos empezar a hablar desde la niñez, aunque cada uno estos componentes se crean en distintas edades y etapas de desarrollo, hay factores que pueden favorecer o afectar negativamente en su curso. Entre ellos se encuentra la crianza, la manera en la que nos crían es determinante para un desarrollo adecuado de estos componentes. Si criamos a nuestros niños en un ambiente seguro, con una afectividad sana y adecuada, con libertad de expresar sus pensamientos y emociones, con un trato adecuado, una red social robusta que ofrezca a los niños apoyo, éstos desarrollarán una identidad firme, un autoconcepto positivo y competente y por supuesto una buena autoestima. Si por otro lado, la crianza está basada en malos tratos, agresión verbal -como lo pueden ser los insultos no solo para regañar sino para incluso hacer bromas (esto suele verse más en relaciones masculinas o hacia niños)-, agresión física -nuevamente no solo para castigar sino para generar un “ambiente divertido y de juego” o en distintas dinámicas-, el restarle valor a sus pensamientos y emociones, humillar o crear burlas sobre ellos, estamos favoreciendo al desarrollo de un inadecuado autoconcepto, dificultad para crear la identidad y como es comprensible, una baja autoestima. Aunque se crea

Guias descargable, Todas las entradas

Eso que se nos ha podido olvidar… Leer

Leer es un hábito que se ha ido perdiendo o al menos disminuyendo con las últimas generaciones. Leer era antiguamente el principal medio informativo, al igual que representaba un esfuerzo buscar libros referentes a las temáticas de preferencias, con lo cual, la estadía en librerías y bibliotecas eran bastante prolongadas y de hecho, con mucha frecuencia, del mismo modo que la compra de diarios y revistas para leer las ultimas noticias y mantenernos actualizados. La realización de hemerotecas era una asignación cotidiana en los institutos -consistía en buscar artículos y recortar del diario imágenes y textos informativos acerca de algo en concreto- y por supuesto la búsqueda de información en enciclopedias físicas e incluso recibir como regalos, libros era algo bastante normal; se fomentaba mucho más la lectura a nivel educativo. Actualmente los libros en mayor medida, han sido sustituidos por documentos virtuales, esto ha favorecido, su almacenamiento -ya que lo podemos guardar en estos propios espacios virtuales como en la nube por ejemplo-, el acceso y adquisición también ha cambiado, dado que en internet es muy fácil conseguir documentos informativos variados y de forma gratuita, presentando contenido de forma más didácticas, que favorezca el mantenimiento de la atención y por supuesto, convirtiendo el contenido más atractivo para todas las edades, incorporando formato de color, ilustración, etc. Esta transformación del formato a uno virtual, ha facilitado el traslado de dicho material, por ejemplo, facilita llevar todos los libros que queramos en nuestro móvil y tablet y hacer más cómodo su selección y uso, convirtiéndose estas herramientas en aliadas para poder leer en cualquier lugar, aún así, con dichas facilidades, parece no ser tan atractivo. Adicionalmente se ha implementado el uso de videos como fuente informativa, con contenidos concretos y explicaciones más fáciles de entender y que no requiere mayor esfuerzo en su búsqueda, economizando así mucho tiempo. Es importante destacar el hecho de aún estando frente a una fuente informativa, en ocasiones sólo atendemos a lo mínimo, a los titulares por ejemplo y ya sabiendo esto nos sentimos informados, sin entrar directamente en el contenido de la misma. Se puede decir que, si bien los libros son escritos, con lo cual hacemos en gran medida uso de la visión para poder efectuar la lectura, existen libros completamente ilustrados que de igual manera cuentan una historia y también hay presentaciones de los libros basados en la audición. El formato de libro común no suele tener imágenes, es meramente texto lo cual para muchas personas no lo hace atractivo, ya que necesitan algo más que una buena historia para continuar con la lectura. Parece que ese formato de puras palabras lo vuelve monótono, lo cual, cansa a la vista y al lector. Este libro común lo anteponemos a un nuevo formato de información de los ya mencionados y es probables que sigan siendo preferidos para personas de generaciones anteriores y probablemente esa selección se base en la costumbre de leer, sin embargo, a personas de estas nuevas generaciones, a quienes ya se les ha ido presentando este formato dinámico es muy probable que le aburra leer un libro común, aún manteniendo la temática de preferencia. Una de estas razones del por qué ocurre esto es porque vivimos en una época de sobre estimulación y para bien o para mal, a eso nos hemos acostumbrado, se ha vuelto nuestra forma de vivir. Necesitamos constantemente información y estimulación nueva entrante para mantener nuestra atención, sino es probable que nos aburramos. Al ser nuestro ritmo de vida tan dinámico nuestras preferencias posiblemente irán en la misma dirección. Te preguntaré lo siguiente: ¿cuántas veces te has encontrado con la luz encendida, delante de la tv con programación activa, hablando con alguien y a la vez viendo alguna pantalla, del móvil por ejemplo? ¿Cuántas veces has preferido esperar a ver la película en vez de leer el libro? Esta respuesta probablemente ha sido positiva en mayor o en menor medida… y esto refuerza justo esa necesidad de estimulación de la que te hablo. Entonces, entre las razones que se pueden señalar por las que se ha dejado leer, encontramos: La economización de tiempo y dinero buscando la información específica que necesitamos y de manera inmediata a través de internet. Esa información la podemos encontrar explicada de manera más fácil y práctica en videos o imágenes. Estos nuevos formatos son más dinámicos y atractivos, lo cual mantiene nuestra atención. Una de las características que hacen atractivos estos contenidos son la brevedad que poseen, en cuanto a que no debemos invertir mucho tiempo para conseguir lo que queremos. La inversión de tiempo es mínima y logramos el objetivo. La forma en que se nos explica nos permite no razonar, es decir, la información que te dan es total, no suelen dejar nada para el propio procesamiento o trabajo personal, con lo cual no hace falta analizar, reflexionar, en pocas palabras, no da espacio a pensar, es una respuesta a lo que necesitamos y ya. Pensar genera un esfuerzo, el crear conexiones, razonar, indagar, interpretar son acciones que no son económicas y generan un gasto (o inversión, dependiendo de tu perspectiva), es por eso por lo que el contenido al cual, estas nuevas generaciones acceden, elimina todas esas variables, creando un formato, fácil de entender, rápido de acceder y recibir, que nos haga conseguir de la misma manera, eso que estamos buscando. Recordemos que el ritmo de vida que llevamos es tan rápido, que “debemos hacer todo ya” “conseguir todo al momento” “responder inmediatamente” y que por supuesto, no tenemos tiempo que “invertir” y mucho menos “perder” leyendo como antiguamente se hacía. Con todo esto, no nos damos cuenta de todo lo que perdemos, el enriquecimiento que obtenemos cuando trabajamos nosotros mismos un tema, desarrollando conocimiento, viendo más allá de ese propio contenido, formalizando nuestra propia percepción y criterio ante las cosas. Beneficios de la lectura La lectura nos ofrece un mundo nuevo, y es simplemente porque leyendo dejamos fluir nuestra imaginación y nuestra creatividad, como una vez me

Guias descargable, Todas las entradas

Enfrentando nuestros Miedos

Todos tenemos miedos, de un tipo o de otro, más cotidianos o específicos. Estos miedos pueden ser hacia cualquier elemento externo como animales, clima, enfermedades, cosas en concreto, incluso a personas; y también pueden darse frente a elementos internos o referidos a nuestro ser, juicios, conflictos, toma de decisiones, desaprobación, desamparo, a no alcanzar nuestras metas, soledad, entre muchos otros. Nos enseñan que el ser miedoso significa “no” ser valiente, y por supuesto, también nos enseñan que eso es “malo”. Los miedos van unidos a nuestras creencias, a nuestra crianza, a nuestro entorno y sociedad. Hay miedos que son más aceptables que otros, por ejemplo, hay regiones que, por su cultura, religión y perspectiva, su gente no parece tener miedo a la muerte, mientras que hay otras, por el contrario, que si lo manifiestan; lo que no significa que este mal sentir miedo a la muerte, solo que en unos lugares son más aceptados que en otros, y no por eso dejan de ser miedos. Con lo cual, la sociedad y nuestro entorno juega un papel importante en la aceptación y concientización de ese miedo. Como hemos dicho, miedos puede haber muchos, de muchos tipos y a muchas cosas, tan diferentes como las propias personas, y es que en el miedo (como en otras tantas emociones) mostramos una parte de nosotros, especialmente nuestras inseguridades, esa tendencia a creer que no podremos lidiar con eso a lo que le tememos, aumenta la intensidad de miedo que nos hace sentir. Hasta aquí parece que los miedos fuesen algo malo, pero la verdad es que no es así, el miedo tiene una funcionalidad y es preparar nuestro organismo ante un suceso estresante o que sencillamente nos genere malestar. Los miedos están para llamar nuestra atención, distinguir el peligro y prepararnos para “eso” que viene; es una emoción primaria ligada al instinto de supervivencia. Sin embargo, por muchos motivos esta emoción puede distorsionarse o no funcionar adecuadamente, seguramente conocerás a alguien que “le tiene miedo a todo”. Frente al miedo hay dos opciones, por un lado, podemos enfrentarlo o por otro huir o escapar de él. Es por eso una emoción tan necesaria para la supervivencia, porque nos indica a qué podemos hacerle frente y a qué cosas la mejor elección es no enfrentarnos, por ejemplo: podemos enfrentarnos a una separación, aunque nos de miedo la soledad, pero quizás no es tan buena idea enfrentarnos a un Jabalí o animal salvaje. Hay miedos racionales e irracionales, los miedos racionales son aquellos que van dirigidos a elementos que presentan un peligro real para la vida (como el ejemplo del Jabalí) y los irracionales son aquellos basados en una creencia no adecuada de las situaciones y de nosotros mismos (como la creencia que nos vamos a morir si nos dejan). El miedo está muy vinculado a nuestra autoestima y autoconcepto, mientras nos consideremos con pocas capacidades de actuación y que necesitamos siempre del otro, más miedo nos darán las cosas. En efecto, el miedo lo alimentamos constantemente, escapando de él, esperando que otra persona lo resuelva por nosotros, evadiéndolo y con las respectivas frases: “ya lo haré”, “algún día perderé el miedo”, “siempre le he tenido miedo y no puedo evitarlo” y demás excusas y procrastinaciones. El problema con los miedos surge cuando perdemos perspectiva de lo racional y de lo irracional, mientras vivimos aprendemos muchas cosas y entre ellas a qué cosas debemos tenerle miedo y a que otras cosas no. Este aprendizaje si bien está mediado por la experiencia, también puede influir aspectos como la comodidad, un ejemplo de ello sería: “antes no les tenía miedo a las escaleras, pero ahora sí, eso hace que yo no me suba a buscar algo y sea otra persona que lo haga por mí”. Mantener esos miedos irracionales, agrava y mantiene nuestro malestar y hace que no vivamos adecuadamente ni de forma funcional, de hecho, puede traernos consecuencias que seguramente algunas de ellas las estarás viviendo. Te comentaré alguna de ellas: ¿Cómo puede afectar el miedo irracional en tu vida? Nos crea limitaciones que están en nuestras manos solucionarlas Nos crea cierta dependencia de otro que nos ayude, aprendemos a vivir en las sombras de otro. No nos permite manejar adecuadamente nuestras emociones Empezamos a aceptar cosas que no suelen ser beneficiosas, tanto internas como externas (malos tratos, autoestima bajo, un autoconcepto errado, creencias irracionales, imposiciones, etc.) No nos permite ver las cosas de una manera objetiva Nos impide hacer cosas que necesitamos Nos genera un malestar paralizante. Nos limita a tener nuevas experiencias Nos encierra en una burbuja, de la que cada vez se vuelve más difícil salir. Disminuye el desarrollo de nuevas capacidades Por estas razones te invito a descargarte mi guía donde encontraras ejercicios y tips que pueden ayudarte a superar tus miedos y a que leas mi artículo sobre la zona de confort.

Guias descargable, Todas las entradas

Esa tal Zona de Confort…

La zona de confort es aquel espacio que nos ofrece o nos hace sentir seguros, queridos, comprendidos, que nos genera estabilidad emocional y lo más importante… no implica esfuerzo. Todos tenemos una zona de confort a la cual acudir sobre todo cuando nos encontramos con el ánimo bajo o tenemos sentimientos y emociones negativas. Muchas veces las personas se mantienen dentro de esta zona porque si bien les hace sentir protegidos también permite creer que se tiene el control de las cosas que ahí ocurre y que hay un margen de acción sin necesidad de mayor esfuerzo o improvisación. Como todo exceso es malo, el mantenerse dentro de esta zona constantemente nos hace daño, porque es como si viviéramos en una burbuja muy cómodos pero que en realidad la vida está fuera… Mantenernos dentro de nuestra zona de confort todo el tiempo, nos impide desenvolvernos adecuadamente, enfrentar conflictos y desarrollar medidas resolutivas, al igual que refuerza conductas que podemos estar teniendo que no sean necesariamente adaptativas. Esta zona de confort puede ser un ambiente, una persona, un trabajo… cualquier cosa que consideremos que estando ahí conseguimos calma, paz y satisfacción… sin darnos cuenta de que lo que en realidad produce dependencia. Sí, como lo has leído, podemos crear dependencia al trabajo, y esto se debe a que, aunque no nos guste o no nos cause mayor entusiasmo nuestro trabajo, nos mantenemos en él y evitamos buscar otra cosa por miedo o por comodidad… como dice el dicho: “mejor malo conocido que bueno por conocer”, pues esto aplica perfectamente a esta zona de confort.Sí, como lo has leído, podemos crear dependencia al trabajo, y esto se debe a que, aunque no nos guste o no nos cause mayor entusiasmo nuestro trabajo, nos mantenemos en él y evitamos buscar otra cosa por miedo o por comodidad… como dice el dicho: “mejor malo conocido que bueno por conocer”, pues esto aplica perfectamente a esta zona de confort. En muchos sentidos evitamos el cambio, y es que el cambio nos obliga a movilizarnos, implica esfuerzo, adaptación, desarrollo de ciertas habilidades tanto sociales, de afrontamiento, gestión de las emociones, manejo de la frustración y aprendizaje de cosas nuevas que en la zona de confort realmente no necesitas ni te enfrentas a ellas. Exponernos a cosas nuevas en la vida es lo que nos hace realmente vivir, disfrutar, crear experiencia y conocimiento, además de incrementar nuestro potencial en áreas que ni siquiera nos habíamos imaginado porque ni nos lo habíamos planteado. Salir de nuestra zona de confort nos ayuda a conocer nuestros gustos y disgustos, capacidades, alternativas, descubrir aspectos de nosotros mismos y capacidades. Nos ayuda a reconocernos frente al otro, entendernos a nosotros mismos, quienes somos y qué cosas me hacen ser como soy y diferente al resto. Nos expone un panorama de todo aquello que podemos conseguir si nos proponemos estar más tiempo fuera de nuestra zona de confort. Esto no significa que la zona de confort sea un espacio negativo, todo lo contrario, el problema es que sí es bueno, lo hemos creado nosotros mismos para estar tranquilos, pero como hemos dicho, también tiene aspectos negativos y por supuesto, consecuencias al respecto. Y ahora te pregunto… ¿Cuál es tu zona de confort? ¿Qué haces en ella? ¿Qué te ofrece? ¿Cuánto dependes de tu zona de confort? Si estas preguntas te han puesto a pensar descárgate mi guía donde encontrarás TIPS y ejercicios para salir de esa Zona de Confort.

Guias descargable, Todas las entradas

¿Cómo encontrar La Motivación día a día?

¿Qué es la Motivación? Seguramente habrás escuchado expresiones referentes a la motivación, pero ¿realmente sabes lo que es? La motivación es el proceso psicológico que activa y mantiene la conducta hasta llegar al objetivo, es aquello que nos orienta hacia la meta, la fuerza o energía que nos lleva a comportarnos como lo hacemos o a emitir determinadas conductas para lograr algo o, por el contrario, nos hace detenernos. Este proceso se retroalimenta con la emoción, ya que una conducta motivada produce reacciones emocionales, favoreciéndolas y regulándolas, y a su vez, la emoción facilita la conducta motivada. Usualmente cuando se habla de motivación se hace refiere al logro o poder, que en efecto son factores motivacionales pero secundarios… Hay muchísimos factores que pueden servir como motivaciones, por ejemplo, una recompensa y ésta puede ser intrínseca, es decir, interna de la propia persona o extrínseca, ajeno a esta. Dentro de los factores motivacionales intrínsecos podemos señalar las fisiológicas, como el comer o el hidratarnos y en cuanto al crecimiento personal, como lo es alcanzar un potencial psicológico y emocional, mejorar nuestras capacidades, hacer ejercicio para mejorar nuestra salud y apariencia; e incluso el desarrollo de planes y metas. Por otro lado, está la motivación por factores sociales, por ejemplo, el reconocimiento de las demás personas, premios, dinero y hasta para conseguir afecto o aprobación de nuestro entorno, grupo de amigos y familiares, y es que hasta evitar el fracaso puede ser una fuente motivacional. Parece que mientras más motivados nos encontremos, mejor haremos el trabajo y mayor será la recompensa, de hecho, esta es una visión sumamente empresarial para mantener un buen funcionamiento de los equipos. Sin embargo, esto también sirve a nivel personal, ofreciéndonos a nosotros mismos, no solo crecimiento sino bienestar emocional. El valor que le otorguemos a aquello que deseamos conseguir y a nuestras expectativas sobre eso, es lo que determinara la intensidad de la motivación y el mantenimiento de la conducta. Es por esta razón que, aunque nos podamos encontrar en un momento donde no tengamos alguna meta definida, no hay de qué preocuparse, se puede ir encontrando a medida que vamos viviendo, creciendo y conociendo nuevas cosas y sobre todo a nosotros mismos. Como has podido ver, la motivación se encuentra hasta en las pequeñas cosas que hacemos día a día, desde el abrir la ventana por las mañanas, hasta leer este artículo. Esto no quiere decir que sea recomendable estar sin metas, esto quiere decir que es sano brindarnos nuestro propio espacio para definir eso que queremos alcanzar y preparar el plan de acción. La pérdida de motivación puede estar influenciada por nuevas situaciones que nos pueden generar miedo, incertidumbre, que nos haga sentir que no la sabremos manejar o cuando encontramos obstáculos que no sabemos cómo superar. Una de las principales razones por las cuales las personas buscan asesoramiento es por la falta de motivación que presentan y la falta de herramientas para conseguir o detectar esos factores motivacionales. ¿Cómo saber si estoy desmotivado?   Si no tengo un plan elaborado para conseguir una meta Si siento que no me gusta nada Si haga lo que haga, me aburro Si pongo excusas para no hacer las cosas Si creo que no tengo razones para hacer cosas diferentes o cambiar Si tu primer pensamiento es negativo y/o de fracaso