Psicóloga Sanitaria, Sexóloga, Terapeuta de Pareja y Familia

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¿Has escuchado sobre la Psicología Perinatal?

La Psicología Perinatal es la rama de la psicología que se encarga de cuidar y acompañar en las necesidades afectivas y emocionales, tanto a las madres como a los padres durante la concepción, el embarazo, parto, post parto y en los primeros meses de vida del/a bebé. El objetivo que tiene esta área de la psicología es ayudar a quienes se convertirán en padres, en todo el proceso que representa su adaptación a este nuevo rol y en las diferentes situaciones que se puedan presentar en el trayecto, así como ofrecer recursos psicológicos que puedan ser necesarios para superar dificultades y mejorar el bienestar. Traer un bebé a nuestras vidas significa muchas cosas y podrían englobarse bajo la palabra “Cambios”. Estos cambios suceden para ambos padres, sobre todo, para la mujer representa cambios hormonales, éstos a su vez se manifiestan en mayor o menor medida, en actitudes, comportamientos, fluctuaciones en el estado anímico, gustos y quizás, los cambios menos evidentes, se encuentran en el pensamiento. Para ambos padres, este período que da paso a una nueva vida representa una crisis, y es llamado de esta forma, por las repercusiones que tiene. A nivel emocional para ambos, hay altos y bajos que dependiendo de los casos pueden ser más notorio en la mujer y en otros, aunque no lo parezca, en el hombre. Este camino, que es todo un reto, inicia con el planteamiento de tener un/a bebé, le sigue la incertidumbre y, por tanto, pensamientos correspondientes: “si haremos las cosas bien”, “si seremos buenos padres”, “si vendrá sano/a”, y hasta se podría pensar si se está realmente preparado para ello, entre muchos otros pensamientos. Posteriormente, la concepción, donde durante la gestación la madre puede empezar a tener un contacto con el/la bebé y crear un vínculo El padre, no lo tiene tan fácil, la creación del vínculo afectivo con el/la pequeña es diferente, inicialmente se puede crear un vínculo con “una idea”, el padre no le ve, él observa el cuerpo de su pareja, que de hecho puede no haber cambiado de forma todavía, se lo puede imaginar más no es totalmente real para él, es apenas pasados unos meses que le puede sentir, y es ahí cuando las cosas empiezan a cambiar. El mundo cambia por completo durante y tras esta vivencia y es por eso que, la psicología perinatal ofrece herramientas para el desarrollo adecuado de vínculos afectivos, especialmente entre la madre y el/la bebé, apoyo en la gestión emocional y ofrece una perspectiva psicosocial de la familia y su entorno, siendo estas situaciones normales parte de otras muchas que pueden surgir a lo largo del proceso. Si bien la psicología perinatal, suele actuar en mayor medida en casos donde es necesario la interrupción del embarazo o frente a complicaciones con el/la recién nacido/a, su labor también se encuentra en ser soporte para la familia sin llegar a tener escenarios como estos. Existen numerosas las circunstancias que pueden presentarse a lo largo de todo este proceso y de las cuales se encarga la psicología perinatal, como lo son los temores, dificultades para concebir, experiencias traumáticas durante la gestación hasta el postparto, rechazo del bebé, control de las emociones y expectativas, depresión y ansiedad -que se pueden manifestar en cualquier momento y en especial en el postparto-, deficiencia en la adaptación al nuevo rol, entre muchas otras. Por otro lado, si las situaciones difíciles empeoran y la concepción del bebe por medios naturales es limitada o, sencillamente la decisión ha sido otra y se contempla la adopción como la mejor opción. Tanto para la adopción como para los distintos tratamientos para concebir, se puede y debe acudir, en los casos que así lo requieran, a la psicología perinatal ya que, con más razón será de gran ayuda para la adopción del rol y hacerle frente a este gran cambio en tu vida, es por eso que, está orientada a la protección de la salud mental de todo el núcleo familiar.

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¿Cómo encontrar La Motivación día a día?

¿Qué es la Motivación? Seguramente habrás escuchado expresiones referentes a la motivación, pero ¿realmente sabes lo que es? La motivación es el proceso psicológico que activa y mantiene la conducta hasta llegar al objetivo, es aquello que nos orienta hacia la meta, la fuerza o energía que nos lleva a comportarnos como lo hacemos o a emitir determinadas conductas para lograr algo o, por el contrario, nos hace detenernos. Este proceso se retroalimenta con la emoción, ya que una conducta motivada produce reacciones emocionales, favoreciéndolas y regulándolas, y a su vez, la emoción facilita la conducta motivada. Usualmente cuando se habla de motivación se hace refiere al logro o poder, que en efecto son factores motivacionales pero secundarios… Hay muchísimos factores que pueden servir como motivaciones, por ejemplo, una recompensa y ésta puede ser intrínseca, es decir, interna de la propia persona o extrínseca, ajeno a esta. Dentro de los factores motivacionales intrínsecos podemos señalar las fisiológicas, como el comer o el hidratarnos y en cuanto al crecimiento personal, como lo es alcanzar un potencial psicológico y emocional, mejorar nuestras capacidades, hacer ejercicio para mejorar nuestra salud y apariencia; e incluso el desarrollo de planes y metas. Por otro lado, está la motivación por factores sociales, por ejemplo, el reconocimiento de las demás personas, premios, dinero y hasta para conseguir afecto o aprobación de nuestro entorno, grupo de amigos y familiares, y es que hasta evitar el fracaso puede ser una fuente motivacional. Parece que mientras más motivados nos encontremos, mejor haremos el trabajo y mayor será la recompensa, de hecho, esta es una visión sumamente empresarial para mantener un buen funcionamiento de los equipos. Sin embargo, esto también sirve a nivel personal, ofreciéndonos a nosotros mismos, no solo crecimiento sino bienestar emocional. El valor que le otorguemos a aquello que deseamos conseguir y a nuestras expectativas sobre eso, es lo que determinara la intensidad de la motivación y el mantenimiento de la conducta. Es por esta razón que, aunque nos podamos encontrar en un momento donde no tengamos alguna meta definida, no hay de qué preocuparse, se puede ir encontrando a medida que vamos viviendo, creciendo y conociendo nuevas cosas y sobre todo a nosotros mismos. Como has podido ver, la motivación se encuentra hasta en las pequeñas cosas que hacemos día a día, desde el abrir la ventana por las mañanas, hasta leer este artículo. Esto no quiere decir que sea recomendable estar sin metas, esto quiere decir que es sano brindarnos nuestro propio espacio para definir eso que queremos alcanzar y preparar el plan de acción. La pérdida de motivación puede estar influenciada por nuevas situaciones que nos pueden generar miedo, incertidumbre, que nos haga sentir que no la sabremos manejar o cuando encontramos obstáculos que no sabemos cómo superar. Una de las principales razones por las cuales las personas buscan asesoramiento es por la falta de motivación que presentan y la falta de herramientas para conseguir o detectar esos factores motivacionales. ¿Cómo saber si estoy desmotivado?   Si no tengo un plan elaborado para conseguir una meta Si siento que no me gusta nada Si haga lo que haga, me aburro Si pongo excusas para no hacer las cosas Si creo que no tengo razones para hacer cosas diferentes o cambiar Si tu primer pensamiento es negativo y/o de fracaso

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¿Cómo puedo disminuir la Ansiedad?

SOLUCIONES PARA DISMINUIR LA ANSIEDAD -GUÍA DESCARGABLE- ¿Qué es la ansiedad? Es un trastorno psicológico caracterizado por miedo y preocupación intensa ante distintas situaciones. Esto hace que la persona se mantenga con un estado de alerta perenne, esperando desgracias que usualmente no ocurren. La ansiedad, es uno de los trastornos más diagnosticados a nivel mundial, ya que genera un importante malestar influyendo negativamente sobre la vida diaria de la persona, logrando que esta adopte patrones comportamentales disfuncionales, inadecuados y exagerados ante los eventos que puedan interpretar como peligrosos. La ansiedad causa a su vez, sintomatología física y es esta que las personas suelen acudir a su médico de cabecera. Lo síntomas más comunes son: Dolores de cabeza Tensión muscular Alteración del patrón alimenticio Alteración del sueño Problemas gastrointestinales Hiperventilación

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DESCUBRIENDO LA ANSIEDAD

¿Te has sentido en ocasiones agitado, sumamente alerta, con variaciones en la respiración, problemas para conciliar el sueño, sientes que tu cabeza va más rápido que tu cuerpo y que no sabes cómo controlarlo? ¡Pues te invito a leer este artículo!   Cuando percibimos una situación como amenazante, nuestro organismo se prepara para confrontarlo, y esta respuesta de activación es completamente adaptativa. Sin embargo, lo que ocurre con la ansiedad, es que solemos percibir cualquier situación como amenazante, aunque no lo sea, existe un error en la percepción y entendimiento de la información del medio que nos rodea. Por esta razón, la ansiedad es un trastorno mental, compuesto por una serie de sintomatologías que generan malestar, como lo es la distorsión en el pensamiento y en habilidades cognitivas -la memoria, la atención, etc.-, en el funcionamiento de las personas (cambios conductuales) y a nivel psicofisiológico, es decir, interfieren en nuestro día a día. La ansiedad puede verse manifestada frente a distintos ámbitos, como el familiar, laboral y social. Sin embargo, hay que destacar lo influyente que es el entorno laboral en el desarrollo de la ansiedad. Actualmente vivimos en un mundo sumamente competitivo, donde continuamente nos demandan cada vez más, debemos atender muchísimos estímulos a la vez y poder satisfacer nuestras necesidades como las del otro. Esto conlleva a que nuestro organismo empiece a colapsar, dado que es inviable mantenernos alerta todo el tiempo y hacer todo esto de una manera perfecta, que es lo que realmente se espera de nosotros. Si bien el lidiar con el trabajo, la familia y los amigos, no es una situación novedosa, lo que más carga genera es la sobre estimulación que tenemos constantemente. Recibimos información continuamente de muchas cosas y muchas fuentes diferentes, y nos exigimos estar al corriente de todo. Para esto, somos capaces de revisar nuestras redes sociales las veces que haga falta para sentirnos actualizados, informarnos de todas las noticias sobre cualquier temática que nos resulte interesante, y esto lo hacemos por supuesto, sustituyendo el tiempo que nos podemos dedicar para relajarnos, por ejemplo, dar paseos que nos permitan desconectar de nuestras labores diarias, hacer yoga o alguna actividad física para bajar los niveles de activación o a través de las reuniones sociales que podemos establecer; lo que ocurre es que ahora todas estas actividades suelen ir acompañadas del móvil, con lo cual podemos o no interactuar con una persona mientras seguimos actualizándonos en otros contenidos. Lo mismo ocurre a la hora de comer, cenar o hacer cualquier actividad compatible o no con el móvil (porque si no es compatible con el móvil podemos dejar de hacer la actividad para revisarlo). Cada vez hay más personas que presentan este trastorno, y es que el ritmo de vida que llevamos nos sobre exige muchísimo, pero ahora, una pregunta para analizar: ¿Cuánto te exiges tú mismo/a? UNA DE LAS COSAS QUE HAY QUE PENSAR ES, ¿QUÉ PUEDO HACER PARA DEJAR DE SENTIRME TAN ANSIOSA/O? Para empezar, hay que identificar cuáles son las señales de la ansiedad. Hay personas que como comentábamos antes, presentan irregularidades en el sueño, ya sea por la imposibilidad de conciliarlo o por mantenerlo, hay quienes notan sensaciones a nivel estomacal, lo que conocemos como “mariposas en el estómago”, también hay quienes han observado que “necesitan” comer en mayor medida o más veces seguidas, y quienes detectan el aumento de consumo de tabaco o alcohol, entre otra cantidad innumerables de señales. Una vez identificados estos síntomas, podemos modificarlos, es decir, tratar de controlar todas estas sensaciones hasta que sean más adaptativas o que desaparezcan, y esto es, ocupándonos en aquello que nos preocupa, evitar darle largas a eso que nos tiene dándole vueltas a la cabeza, centrándonos en lo que puedo hacer y aceptar lo que no puedo hacer, esto nos permitirá entender que sobre lo que está bajo nuestro control, podemos hacer algo al respecto y sobre lo que no está bajo nuestro control, no vale la pena invertir tiempo. Adicionalmente, realizar actividades de relajación, practicar ejercicios de respiración diafragmática, y si es necesario, dedicarle solo 10 minutos diarios de pensamiento de aquello que nos produce esa ansiedad, una vez agotado ese tiempo, dejamos de pensar en eso para continuar en nuestras distintas labores diarias. Si nuevamente se presenta el pensamiento o la idea, debemos decirnos a nosotros mismos que el tiempo para dedicarle ya ha acabado. Es muy importante mantener un ritmo de actividad física moderado, y con esto nos referimos a practicar algún deporte al menos 3 veces por semana, esto nos permite segregar endorfinas y nivelar nuestro estado de ánimo, a la vez que, mientras hacemos ejercicio no podemos pensar, y por supuesto, dejamos de sentir ansiedad, claro está lo necesario que es para mantenemos en forma. En caso de que creas tener síntomas de ansiedad, no dudes en contactarme, estoy aquí para tí.   Laura Castellano Genovés. Psicóloga. Art Credits Person vector created by pikisuperstar – www.freepik.com